Allí permanecía una mujer vestida con un vestido largo, color blanco, el pelo anaranjado completamente revuelto, Y las manos aferradas a un rosario de madera oscura.
Ella susurraba en silencio una oración cuando una voz espectral dijo -DE NADA SIRVE REZAR, MUJER, YA VINE POR TI- la mujer volteó con los ojos fuera de la órbitas y temblorosa pidió compasión.
El hombre la miro asqueado, y dijo -CALLA MUJER, NO PUEDES ESCAPAR DE LAS MANOS DE DIOS.-
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