lunes, 3 de octubre de 2011

Más rápido no

Caminaba más rápido que de costumbre me costaba respirar y no era el cansancio, sentía ese punzante dolor en el corazón, aquel dolor de la decepción, del desengaño.

Caminar más rápido no me hacía sentir menos, correr más no me hacía olvidar más, y ahí cuando te das cuenta que la velocidad con la que se mueva tu vida no tiene que ver con como se mueva el tiempo a tu alrededor.

Caminaba más y más para que todo ocurriera más rápido para acortar los tiempos de espera que se hacían cada vez más eternos. No, no servia, dejaba de dar lecciones de vida cuando me daba cuenta que intentaba hacer a todos seguir la velocidad lenta de mi vida, los cero kilo metros por hora con los que acostumbraba a avanzar, dejaba de dar lecciones de vida cuando notaba que me parecía a Herman Hesse, diciéndole al mundo como vivir, yo no quería a Herman Hesse, no quería señalar la velocidad con que vivir, aún así no podía no indicar que todos van muy rápido, que su velocidad extrema no les permitía vivir la tranquilidad, ni disfrutar el viento por las mañanas.

Caminar más rápido no me hacía cambiar, y por caminar más rápido por lo menos podía huir del rastro de Herman Hesse. que me perseguía a diario, tal vez y solo tal vez, debería terminar de leer el Lobo estepario.

Gracias Herman Hesse

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Y ...Te cuento un cuento freak