viernes, 2 de marzo de 2012
El Aire
De aves y vuelos
Es tan rápido, tan fácil, que todo sea perfecto, estar en las nubes y flotar, parecía tan fácil amarte en dos segundos, y es que mis alas de colibrí aumentaban su velocidad, estaba cada vez más alto, más lejos, más cerca de las nubes, más cerca de la perfección absoluta, más cerca de explotar. Y era realmente fácil que un gorrión se enamorara de un colorido colibrí como yo. Mis colores relucían con el sol, mi velocidad te atraía, y las nubes.. ah las nubes, las nubes eran mis amigas, y los arcoíris eran mi hogar, por eso era fácil para un gorrión gris, enamorarse de un colibrí.
Pero el tiempo pasaba, tu velocidad no era la misma, tu color cambiaba, tu permanencia en el espacio era menor, tu seguridad en la vida disminuía con cada batir de mis alas, y tus palabras, solo tus palabras podrían cambiar, cambiar la velocidad de mis alas, hacerlas más lentas, para que yo permaneciera a tu lado, hasta ahora parecía imposible la relación entre dos aves que siendo de la misma especie, tenían cosas tan distintas.
Y me quedé detenida en aquella flor, detenida, suspendida en el aire con el cada vez más rápido aleteo, observándote, observando cómo tú, mirabas la flor dónde yo estaba, y de paso de reojo, me mirabas ahí, y yo te miraba a ti, un gorrión, y miraba el pedacito de pan que estaba a tus pies, y tu dudabas entre comer y acercarte para cantar a mi lado, en ese momento, decidiste que hacer, diste un pequeño salto como los de tu especie lo suelen hacer, pensé que te acercarías a mí, hiciste que lo era de esperar, agarraste ese pedacito de pan, y emprendiste el vuelo, volaste hacía tu bandada, y yo, yo me pose en la flor, comí sin dejar de mover mis coloridas, alas, y volé, volé en busca de otras flores, de otros gorriones, de otro amor.
¿Qué importaba? Después de todo, soy un picaflor.